Hace ya un par de años que esté entre nosotros y aún son muchas las incógnitas que rodean al protocolo estrella en las redes WiFi de la actualidad, el IEEE 802.11n.

No me refiero a dudas sobre su rendimiento, ni a si se trata de una evolución real para el WiFi o no, si no a cuestiones que no existían en las antiguas redes 802.11a/b/g.

Como muchos de vosotros sabéis las principales evoluciones que introdujo el estándar fueron la posibilidad de realizar channel bonding (combinar dos canales de 20 MHz en un único canal de 40 MHz), ampliar las tramas de la capa MAC y por último y quizás la más importante, el empleo de técnicas de MIMO (Multiple Input Multiple Output).

Estas técnicas facilitan la transmisión y recepción de diferentes streams de datos de forma simultánea. Dichas señales de codifican de forma conjunta en el emisor y se fragmentan antes de su transmisión de cara a optimizar el rendimiento de los enlaces entre cliente y punto de acceso.

Si alguno de vosotros ha estudiado en alguna ocasión una solución basada en 802.11n, se habrá percatado de que a la hora de definir la interfaz radioeléctrica los fabricantes anuncian junto al MIMO un par de números separados por un símbolo de multiplicación y posteriormente dos puntos y otro número...¡Vaya follón! 2x2:2, 2x3:2, 3x3:2,...¿qué diferencia existe entre ellos? ¿cuánto más mejor? ¿hay que mirar la suma o el producto de los mismos?

Pues ni una cosa ni la otra. Como casi siempre ocurre la idoneidad de una u otra solución depende del escenario en el que nos encontremos. Básicamente esas cifras permiten definir la forma en la que es llevada a cabo la transmisión en nuestra radio .11n.

Las dos primeras definen el número de antenas que la radio puede emplear para llevar a cabo la transmisión (primer dígito) y la recepción (segundo).
El último dígito define el número de streams de datos que estamos transmitiendo a través de dicha radio.

Después de tanto número estoy seguro que un ejemplo aclarará muchas dudas.

  • 2 x 2 : 2 => 2 antenas para Tx, 2 antenas para Rx y 2 streams de datos
  • 2 x 3 : 2 => 2 antenas para Tx, 3 antenas para Rx y 2 streams de datos
  • 3 x 3 : 2 => 3 antenas para Tx, 3 antenas para Rx y 2 streams de datos
  • 3 x 3 : 3 => 3 antenas para Tx, 3 antenas para Rx y 3 streams de datos

Entonces un equipo 2x3:2, ¿cuántas antenas tiene? ¿2, 3, 5? Las configuraciones de MIMO asimétrico disponen siempre de un número de antenas igual o superior al de mayor valor, en este caso 3. Lo que nos quiere decir esta configuración es que la señal transmitida por 2 antenas (una queda en desuso para la transmisión) estará siendo recibida por 3, ofreciendo diversidad espacial en el enlace, es decir, mejorando la disponibilidad del mismo.

¿Pero la capacidad también se ve mejorada? No, por mucho que se tenga una antena más en recepción la transmisión se lleva a cabo por 2 antenas, con lo que en ningún caso se mejorará la capacidad de un sistema 2x2.

La capacidad del sistema está directamente ligada al número de streams que permita transmitir el sistema, es decir, al último de los dígitos. Este parámetro sí que define el rendimiento capacitivo de nuestro sistema ya que informa de cuántos streams de datos somos capaces de transmitir en un ancho de canal determinado (20 o 40 MHz). A nivel teórico suele considerarse que cada stream de 40 MHz ofrece una capacidad de 150 Mb/s, con lo que las cuentas para estimar el throughput de vuestra red son bastante sencillas.

Espero haber arrojado algo de luz en esta amalgama de números engañosos que rodean al MIMO y al 802.11n y que os hayáis dado cuenta de la importancia que tiene esa información que muchas veces o no se muestra o cuesta más de encontrar (el tercer dígito)...