Llevaba unos días con ganas de escribir del asunto. La noticia de la estrepitosa caída de Gowex la semana pasada obliga a que todos los que nos dedicamos a conectar el mundo realicemos una reflexión. Lo primero que llama poderosamente la atención es que la noticia ha provocado dos respuestas muy diferentes en el sector.
Por un lado un gran número de profesionales se han llevado las manos a la cabeza incrédulos al ver caer a una de las empresas tecnológicas que iban a convertirse en los próximos años en la bandera de la España tecnológica más allá de nuestras fronteras. Incredulidad, sorpresa, tristeza, pena,…serían posiblemente las principales sensaciones que definirían a la gran mayoría de profesionales dedicados al sector de las telecomunicaciones durante estos últimos días.
Pero por otro lado, una minoría recibíamos la noticia con una naturalidad pasmosa. Y sí, habéis leído bien, yo me encuentro entre esa minoría y estoy casi seguro que un gran número de seguidores de Telequismo también se sorprenderían bien poco al leer los últimos acontecimientos ocurridos en torno a la compañía de Jenaro García.
Gowex ha tenido en común con las empresas para las que he trabajado tanto los clientes (Administración Pública) como la tecnología (WiFi) por lo que me resulta relativamente sencillo comprender qué es lo que puede ser que les haya pasado. Entended por lo tanto que no hablo desde el desconocimiento, si no desde una perspectiva más bien cercana a la empresa que más noticias ha provocado en los últimos años.
Una de las primeras cosas que llamaba la atención acerca de Gowex era la forma kamikaze en la que afrontaba los concursos públicos con unos cánones (importes que pagaban a los Ayuntamientos por el uso que realizaban de sus infraestructuras) totalmente desorbitados. Pero no sólo eso, se presentaban ofertas con importes que quedaban fuera de cualquier análisis de costes coherente que pudiera realizarse. Y por último siempre he tenido la sensación de que el volumen de clientes de los que presumían en sus hotspots era excesivo en comparación a los datos que podemos manejar los que trabajamos en el sector.
Obviamente cuando la continuidad y el crecimiento de la empresa se mantienen a lo largo de varios años, uno ya empieza a dudar de sus planteamientos acerca de la redes WiFi gratuitas. Noticias de nuevos grandes clientes, expansiones al extranjero, nuevas oficinas,…todo invitaba a pensar en que uno se equivocaba y que efectivamente Gowex había encontrado algo que los demás no conseguíamos ver en el negocio de las redes inalámbricas. Así de grande fue la repercusión de lo que Gowex hacía, nos llegó a hacer dudar a los que conocíamos en detalle el mundo de las redes WiFi.
UNA MÁQUINA DE CREAR NOTICIAS
Pero visto lo visto todas esas informaciones no eran más que un disfraz que no permitía ver la realidad de la empresa. Movimientos más relacionados con el marketing que con la rentabilidad de una empresa. Y es que me temo que ése ha sido uno de los problemas de Gowex, se ha centrado más en tomar decisiones que pudieran provocar grandes titulares en los periódicos que en tomarlas para buscar la estabilidad y el beneficio de la compañía.
Siempre he tenido la sensación de que una de las principales problemáticas que ha tenido Gowex ha sido el hecho de que convertía cualquier movimiento en una gran noticia, noticia que con el paso del tiempo todo el mundo olvidaba. Si conseguían una reunión con el director de IT de una gran empresa se permitía el lujo de hablar ella como si ya fuera uno de sus grandes clientes. Si conseguía que Nueva York invirtiera 900.000 € en WiFi ellos decían contar con un proyecto de 7.5 millones en la Gran Manzana. Ese tipo de pérdidas de credibilidad son las que provocan la falta de sorpresa en muchos de los que nos dedicamos a esto.
Bajo estas circunstancias aflora una de esas actitudes que no me gusta nada en las personas y es aquella en la que se jactan de decir “Yo ya lo dije” mientras sonríen felices de haber acertado con sus pronósticos. Debo admitir que a pesar de no gustarme yo he sido uno de los que aunque sea en voz baja he pronunciado el “Yo ya lo dije”.
Las consecuencias
En primer lugar quiero utilizar estas líneas para animar a los trabajadores de Gowex a salir de esta situación de la mejor manera posible. Yo he vivido una situación similar y es un maltrago muy desagradable. Les mando ánimos y estoy seguro que con sus capacidades serán capaces de encontrar una solución que les permita convertir la experiencia de Gowex en un mero recuerdo.
Reflexionando acerca de las consecuencias de la noticia, una de las que más miedo me dan es la desconfianza que puede haberse sembrado en los clientes. Pero no sería justo que esa desconfianza provocara que otras empresas que invierten esfuerzos, recursos y tiempo a desarrollar soluciones eficientes y rentables se vieran afectadas por la quiebra de Gowex. Me temo que será inevitable que así sea, pero intento pensar que eso se convertirá en algo positivo.
Se acabaron los piratas que prometen el oro y el moro y que una vez dentro de los clientes se olvidan de los compromisos adquiridos o aquellos que se atreven a invertir en proyectos aún a sabiendas de que no existe manera posible de convertirlos en un proyecto rentable. A partir de ahora los clientes nos van a exigir todo lo que se les pueda ocurrir para confirmar que aquello que prometemos es verdad y eso sin duda permitirá separar la paja del trigo, los piratas de los honestos y en definitiva, los profesionales de los oportunistas.
Es el momento de que los que nos dedicamos de forma honrada y profesional a este sector nos esforcemos para recuperar la credibilidad perdida. Y es que por mucho daño que haya podido hacer la situación de Gowex no debemos pagar justos por pecadores.